lunes, 31 de diciembre de 2012

2012, what a year

2011 fue un año bueno, así sin más. Al menos esa sensación me dejó, y yo tomé el 2012 con muchas ganas. Intuición femenina, supongo.
Porque 2012 ha sido un año increíble, sensacional, fantabuloso. Lleno de cambios positivos, de experiencias inolvidables, de momentos trascendentales, de recuerdos preciosos. Diferente a los anteriores. El año en el que he cumplido 18. El año en el que me he ido con mis amigas del cole a la playa. El año en el que he hecho selectividad y he empezado la carrera, conociendo a gente fantástica con la que me queda mucho por compartir. El año en el que por fin, en el momento justo gracias a mi pesadez y a unas mal llamadas indirectas, ha llegado a mi vida alguien muy pero que muy especial.
Sobre todo, he aprendido mucho sobre mí misma y sobre cómo funcionan las cosas. Cada vez soy más sincera, más honesta con lo que siento y lo que quiero. No hay mayor prueba de ello que mi opción final por estudiar medicina. Tengo las cosas más claras y actúo en consecuencia.
Aunque lo de actuar es mi asignatura pendiente para 2013. He tenido muchísima suerte este año y he conseguido prácticamente todo lo que quería. Me toca trabajar para conservarlo, especialmente con la carrera.