jueves, 8 de septiembre de 2011

He vuelto... pero poco

Esta entrada ha tratado de miles de cosas en mi cabeza. Es la vuelta de las vacaciones, unas vacaciones que, os lo digo muy muy en serio, me han cambiado. En parte, por haber vivido experiencias nuevas, sí, pero la otra parte, mayor, por haber repetido experiencias y haberlas vivido de forma diferente. Os cuento:

1. Camino de Santiago. Me hubiera gustado hacerlo con amigos. Probablemente las cosas habrían sido distintas. Me costó mucho, porque yo soy muy vaga y porque me salieron unas ampollas horribles que todavía me suponen problemas. Eso sí, llegué a Santiago por mi propio pie. Muy muy despacito desde Monte do Gozo, la última, cabreando bastante a Henry y llorando porque sí, porque aunque ya habíamos llegado yo no sentía nada. Luego llegó la misa. Nunca en mi vida he sentido tanta paz.
¿Me ha cambiado el Camino? Sí. Mi padre se lo hizo solo, desde Madrid, y llegó en 21 días. Yo no estoy nada acostumbrada a esforzarme. Ahora estoy preparada para ello. Mis padres me han ofrecido una vida estupenda. Si yo quiero ofrecerles a mis hijos algo parecido, si quiero estar ahí para ellos y tener una carrera profesional, me lo tengo que currar mucho más. 

2. El campamento. Increíble. El año pasado, uno de los niños de la Casa Madre (vive con las monjas y su tutela la tiene el estado) que tiene Síndrome de Down, apenas sabía decir "mmmás" y "no". Este año dice algunas frases y varios nombres. Ver a algunos de los niños del año pasado, comprobar cómo han cambiado, que ellos me reconozcan, ir con algunos de los chicos del Camino... Me he sentido como en una gran familia. Tuve miedo de no poder ir, porque mi hermano no estaba muy convencido, pero finalmente fue (y me llevó en coche) en parte por mí, y sé que no se ha arrepentido. Es una experiencia que no todo el mundo puede vivir y me siento increíblemente privilegiada por haber estado allí dos veces. Lo mejor, haber dado cariño, valores y esperanza.

3. Vuelta a casa. Volví el domingo de Valencia. Era el bautizo de Sobri, y los dos días anteriores los pasé en la playa, con mi primo de siete años. Ya en Madrid, he... ¡ordenado mi habitación! El armario tiene la distribución perfecta y hay espacio en la estantería para varios libros nuevos.  Todo está preparado para facilitar las cosas en segundo: silla nueva, un montón de bolis, papel reciclado para unos apuntes eco friendly y preparación psicológica para la que se nos viene encima. Va a ser muy difícil si finalmente os cambian de clase, eso sí.
Segundo de bachillerato, allá vamos.