martes, 6 de diciembre de 2011

De frivolidades y culpabilidad

Este año me encanta la lluvia. Digo este año porque el pasado, no sé si lo recordaréis, me deprimía. Pues ya no. ¿La razón? Mis botas de agua.
Este verano me compré las primeras botas de agua de mi vida y estoy enamorada de ellas. Veo por la mañana que llueve (bueno, veo que el suelo está mojado y hay charcos) y soy feliz. Y me dura todo el día. Supongo que los niños sienten algo parecido. Yo he reunido en los tres días de precipitaciones la felicidad que deben de sentir los demás en toda una infancia con botas de agua.
Es bastante frívolo. Se supone que mi ánimo no debería depender de algo tan banal. Pero para mí esas botas son muy, muy importantes. Eso sí, si alguien me dijera que por cada día que no las llevara alguien desconocido encontraría un empleo (por decir algo de lo que estamos faltos ahora mismo) dejaría de llevarlas aún más encantada. Simplemente, no es así, y yo me permito este comportamiento. No permitírmelo no sirve para nada.

2 comentarios:

  1. Eso me pasa a mi con mi nuevo abrigo:)

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  2. Cada uno es feliz de maneras diferentes. Lo importante es ser feliz y dejar a los demás serlo. :)

    xoxo
    B* a la Moda

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