viernes, 8 de julio de 2011

Perfecta

Pelo escaso, oscuro e increíblemente suave. Cejas prácticamente inexistentes. Ojos no muy a la vista pero aparentemente grandes, de un color poco definido (azul oscuro tirando a gris). Una boquita preciosa y muy expresiva. Orejas pegaditas a la cabeza y muy, muy flexibles, adornadas con unos pendientes diminutos que quedaban completamente holgados. Y las manos... preciosas, esculpidas casi, sin el más mínimo defecto.
Sí, estoy hablando de Sobri. Por fin la conozco. De hecho, pasé casi un día entero con ella. Hasta le di una de las tomas. Nos fuimos después del baño, así que también le vi la tripita: redonda y con el ombligo completamente cicatrizado.
Mientras la miraba (y la miré durante mucho, mucho rato) me vinieron cientos de cosas a la cabeza. Por ejemplo, que todo de ella era  diminuto, todo -ito (boquita, ojitos, bracitos)  y quizá por eso perfecto (para mayor información sobre esta reflexión, leer "Los viajes de Gulliver").  En los momentos en los que mantenía un ojo medio abierto y el otro cerrado, pensaba "un mes y ya sabe guiñar el ojo, y yo casi con diecisiete años nada". Cuando le entró hipo, algo que a mí me sucede a menudo, me hizo muchísima ilusión, vete tú a saber por qué.
En fin, que estoy atontada con la nena.Parece mentira que todos hayamos sido así de pequeñitos e indefensos.

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