sábado, 12 de marzo de 2011

Convivencias Little Brother

Se pasó la angustia. Exactamente a las siete y media de la tarde de ayer, cuando me reuní con mis amigos del antiguo colegio para cenar. Y hoy, después de la convi, me duele la cara de tanto sonreír.
Por supuesto, me alegro de volver a estar contenta,  pero no de la revolución hormonal que viene experimentando mi cuerpo de un tiempo a  esta parte, y de la que ya estoy muy cansada: un día estoy pletórica y al siguiente (como ayer) de bajón. ¿Por qué? Por cosas que me gustaría que fueran, de momento no son y no sé si pueden ser.
Tenía ganas de que llegara esta convivencia porque es la primera a la que van los niños de mi grupo. Se han portado bastante bien, sobre todo para lo que son ellos, ha hecho buen día y hemos hecho de todo: jugar, descansar, escuchar música, bailar y, por supuesto, reflexionar.
Seguiré informando sobre los vaivenes de mi montaña rusa particular.

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