jueves, 17 de marzo de 2011

I was there

1,2,3...4...5,6... y 7 cabezas. Vale. Están todos. Podemos empezar.
Los de cuarto ya se han ido. Tienen que preparar... bueno, es sorpresa, ya lo veremos cuando llegue el momento.
Mis niños, los peques de grupos (5º de primaria) salen los primeros, pues presumiblemente irán más despacio y es preferible que ralenticen el pelotón a que se queden rezagados.
Caminamos hacia Puerta de Toledo a buen ritmo. La ilusión se nota. Hablamos de deportivas rotas, del metro, del montón de chocolatinas que lleva cada uno en su mochila y de las nubes que cubren el cielo pero seguro, seguro, que nos dejan aprovechar el día.
El viaje se hace rápido y pronto llegamos a nuestro destino, a la calle Méjico, y sin perder tiempo nos colocamos en círculo en el gran salón. Y ahí empieza la magia. En el patio se ve a los de cuarto corriendo de un sitio para otro, dentro están los otros cursos y sus respectivos monitores iniciando un día estupendo con una canción que todos conocemos. Haciendo lo mismo que se hace en las convivencias de cada curso, pero en esta ocasión los que compartimos nuestros sueños, nuestros recuerdos, nuestra amistad y, en definitiva, nuestra vida, somos los integrantes de Little Brother.
Llegan los testimonios. Algunos antiguos alumnos hablamos de lo que significa para nosotros este grupo, de lo orgullosos que estamos de pertenecer a algo así. Yo me pongo un poco ñoña, la verdad. Incluso ahora, escribiéndolo, me emociono. Porque cada momento vivido ha sido maravilloso y nos ha ayudado a crecer como personas. A veces cuesta, sí, pero merece la pena. Muchísimo.
Después es el momento de la ginkana, cuyo funcionamiento no consigo comprender del todo. Pero hay música, disfraces, pistas, letras de canciones y Jaime como pista final. Además de mucha harina y pinturas de cara que, como comprobaremos algo más tarde, no se quitan fácilmente.
Y pasamos al tiempo libre: la comida y el tiempo de jugar en el patio, saltando, corriendo, pintándose y despintándose...
Por la tarde hacemos la dinámica de los héroes y sus superpoderes. O lo que es lo mismo, nosotros y los talentos con los que podemos ayudar a los demás. Luego otro ratito de descanso, y por fin...¡el concierto!
Fue increíble. Una locura. Los realizadores, los cantantes, el guitarrista (Iván, en su fantástico debut oficial)...
Temazos los que cantaron. Y un detalle genial las pegatinas conmemorativas.
La hora de volver a casa se presentó de repente, sin hacerse notar. Volví a hacer números una y otra vez. Llegamos al colegio cansados, pero encantados. Poco después, mientras caminaba hacia mi casa, me di cuenta de que estaba agotada, pero feliz. Siempre recordaré que yo estuve allí, que mis niños estuvieron allí, en la que espero sea la primera de muchas convivencias compartidas entre todos.

2 comentarios:

  1. estupenda entrada "michiminosequé"...da gusto ver un blog de alguien que expresa muy bien el disfrute que proporciona estar y colaborar con los tuyos...eso sí, te aviso...te recomiendo no escribir todos los días..por que si no, ese genio que tienes ahora de bloguera en ciernes comenzará poco a poco a agotarse...y un día de darás cuenta de que aquello de lo que querías hablar ya está estampado en tu blog!! de modo que, por el bien de tus pocos aunque cercanos lectores, y por el tuyo...déjanos con la intriga del "qué será lo próximo que escriba"...

    Atentamente, el autor del blog menos buscado que una aguja en un pajar...

    "Cronicas de un pulpo en un garaje" (P.D. VISITALO)

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  2. Entiendo tu recomendación, pero... mientras me dure la inspiración, intentaré ser constante. Por lo menos durante el primer mes y sin exámenes a la vista. Luego empezaré a sacar excusas para no escribir, y a la larga me arrepentiré.
    Las visitas a tu blog están aseguradas, don't worry.

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