lunes, 4 de abril de 2011

Grecia

Si todo va bien, el viernes nos vamos a Italia. Me parece buen momento para hablar de algo que me apasiona pero que no hago tan a menudo como me gustaría: viajar.
Los viajes nos descubren vidas diferentes a la nuestra, lugares, cultura, gastronomía, costumbres, historia.
Algunos destinos son más deseados que otros. En mi caso, desde siempre, todo lo relacionado con Grecia me ha encantado. He de reconocer que me refiero más a lo estético que a lo intelectual. Es decir, no son los filósofos y los matemáticos los que me hacen elegir este país cada vez que jugamos a "sangre". Es la forma de vestir, las trenzas, el color de la bandera, la arquitectura, el mar Egeo, los nombres (Irene, Olimpia, Sofía...) y el yogur.
Hace un par de veranos fui con mi familia a un increíble crucero por las islas griegas. Disfruté de cada parada, pero dos me marcaron especialmente: Atenas y Santorini.
Respecto a Atenas, no hay mucho que decir sobre la ciudad. De hecho, no me gustó demasiado: contaminada y no muy moderna. Precisamente por eso, me sentí como una diosa (griega) desde el mirador de la Acrópolis. Subida en un monte, disfrutando del aire puro, junto a un templo de proporciones áureas y dominando con la vista un amplio radio, la sensación de poder no te la quitaba ni el asfixiante calor, inevitable en una mañana de agosto. Toda una experiencia.
Eso sí, sin ninguna duda, yo me quedo con Santorini. Lo mío con ese conjunto de islas volcánicas conocido también como Thera fue amor a primera vista. Después de ver algunas imágenes en programa de madrileños por el mundo y mucho empeño y voz de entusiasmo, convencí a mi madre para que eligiera un crucero que nos permitiera conocerlo como viaje de bodas de plata.
De lejos, parece una montaña nevada, pues absolutamente todas las casas son de color blanco, y la altura a la que se encuentra el pueblo es considerable.
Una vez allí, lo más bonito es un pueblecito llamado Oia (pronunciado ía) aunque la capital, lo que habitualmente se visita, es Firá.
Si tenéis oportunidad, os recomiendo que lo visitéis. Para mí es el lugar más bonito del mundo, con todas las casas blancas y las cúpulas de las iglesias ortodoxas de un precioso color azul, compitiendo en intensidad con el del mar Egeo (en mi opinión, mucho más bonito, incluso, que el Caribe).

¿Cuál es vuestro lugar favorito del mundo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario